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Escritores en Residencia (Conclusiones)

Hay dos sucesos que representan una buena síntesis de lo que fueron las relaciones entre Literatura y Ciencia durante los últimos tres siglos. El primero tuvo lugar en Cirey (Francia) en los años ´30 del Siglo XVIII, cuando Voltaire y su amante, Émilie du Chatelet, se presentan a la competición anual de la Academia de Ciencias Francesa para investigar la naturaleza del fuego. Voltaire presenta un trabajo experimental en el cual determina que el fuego tiene peso. Émilie, por su parte, mediante un razonamiento teórico determina que el fuego no pesa. Ambos trabajos son publicados en las actas de la Academia de Ciencias siendo la primera vez que se publica en sus páginas el trabajo de una mujer y el de un poeta. El segundo suceso tiene lugar en Cambridge, en 1959. Charles P. Snow pronuncia allí su ya famosa conferencia acerca de “Las dos culturas” donde plantea la división tajante e irreconciliable entre el ámbito de las ciencias y el de las letras (en particular entre la física y la literatura). ¿Qué es lo que ha ocurrido entre el amor de Voltaire por las letras y las ciencias en el Siglo XVIII y la indiferencia y el distanciamiento entre intelectuales literarios y científicos a mediados del Siglo XX? ¿Se trata de un progreso o de un retroceso del conocimiento? ¿Era acaso la de Voltaire una postura romántica y sin fundamentos? ¿O aquellos intelectuales simplemente pasaban de las categorías?

La división del conocimiento en disciplinas que hemos heredado de la modernidad ha sido útil, es cierto, durante un cierto tiempo y ha permitido afrontar con éxito determinados problemas. Sin embargo, la creciente complejidad de los nuevos desafíos (la economía, el funcionamiento de la  mente, los seres vivos, el clima, los ecosistemas, la sociedad globalizada) exigen nuevas metodologías y una visión menos reduccionista y especializada del conocimiento. Estos problemas sólo podrán ser comprendidos mediante la hibridación y el tratamiento transdisciplinar; las viejas categorías ya no son adecuadas para los nuevos problemas y se ha vuelto necesario repensar los límites de cada disciplina y estudiar las zonas potenciales de interacción. Personalmente, no creo que vaya a ser posible abandonar la especialización (al menos en el corto plazo) pero sí creo necesario complementarla con un eje transdisciplinar que permita una mirada holística de los diversos problemas. Será precisamente a partir de este mestizaje epistémico y cultural que surgirá, como ya ha ocurrido otras veces a lo largo de la historia, una nueva manera de pensar el mundo.La semana pasada hemos presentado (junto con el escritor Eduardo Berti) las conclusiones del proyecto “Escritores en Residencia”; una iniciativa del Programa Mestizajes del Donostia International Physics Center (DIPC). Este nuevo proyecto tiene como objetivo explorar las posibilidades de hibridación entre Literatura y Ciencia a partir del abordaje transdisciplinar de conceptos que se encuentran en la frontera entre ambas disciplinas. Esta iniciativa surge precisamente de la necesidad de contraponer un enfoque transdisciplinar a la creciente híper-especialización del conocimiento; de la necesidad de explorar nuevas formas de conocimiento y de encontrar nuevas herramientas cognitivas.

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Con estas ideas en mente, hemos trabajado durante seis meses explorando diferentes conceptos susceptibles de ser abordados de manera conjunta desde la Literatura y desde la Ciencia. Si bien existen en ambas disciplinas conceptos y problemas propios de cada área, hay un conjunto de temas que pertenecen a esa región difusa donde las fronteras entre disciplinas no están definidas (ni pueden definirse) de manera precisa. ¿Cómo abordar, por ejemplo, el estudio de las metáforas? ¿Puede la literatura ignorar lo que ocurre en el cerebro cuando leemos? ¿Puede acaso la neurociencia estudiar los patrones neuronales de la metáfora ignorando los aspectos literarios de la misma? Algo similar ocurre cuando queremos comprender la memoria, la conciencia o el lenguaje mismo. Se trata de problemas complejos que no resisten un tratamiento simplista o reduccionista. Es necesario entonces encontrar nuevos recursos y herramientas que permitan una comprensión más completa y más holística del problema; una manera de comprender lo general sin resignar lo particular.

¿Es casualidad que Virginia Woolf o Joyce se estuvieran haciendo acerca de la mente preguntas similares a las de Freud? ¿Es casualidad que la pintura abandonara la perspectiva al mismo tiempo que la física acababa con los sistemas absolutos de referencia? ¿Es casualidad que Pollock y Mandelbrot exploraran la geometría fractal más o menos en la misma época? Quizás se trate tan sólo de unas cuantas coincidencias; o quizás no, quizás haya algo más profundo que conecta diversos aspectos de la cultura. Quizás el problema no sean Las dos culturas; ni la solución La tercera cultura. Quizás se trate sencillamente de una sólo cultura. Porque en definitiva, toda reflexión artística o literaria suficientemente profunda es indistinguible de la interrogación científica.


 

2 comments on “Escritores en Residencia (Conclusiones)

  1. Sí, hay que abrir el ángulo del diafragma. Totalmente de acuerdo. La masa de conocimientos es tanta hoy, que no podemos renunciar a la especialización, pero aceptando que no somos compartimentos estancos, sino interconectados, y que la cultura (UNA cultura) es una red muy amplia en la que todos podemos colaborar y de la que todos podemos aprender.

  2. Pingback: Todos los Funes – Arte, Literatura y Ciencia

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