La abstracción es una novedad evolutiva. Somos animales programados para cazar, comer, follar y un par de cosas más. Necesitamos esto para sobrevivir y por lo tanto estamos mucho más conectados con lo concreto que con lo abstracto. Durante millones de años, la necesidad de manipular objetos ha ido moldeando en nuestros cerebros esta preferencia por lo concreto. Incluso lo concreto, lo emocional, lo instintivo, se procesa en nuestro cerebro mucho más rápido que lo abstracto o lo racional. Tan concretos somos, que la posición de nuestro cuerpo puede condicionar nuestro pensamiento racional. Incluso aprehender un objeto, tocarlo, ayuda a que mantengamos la concentración. Así como la información no entra sólo por los ojos, la manera en que nuestro cerebro la procesa no es sólo racional.
Cuando leemos un libro (de los de papel) no sólo disfrutamos (o padecemos) su contenido literario sino que sentimos su peso, percibimos su olor, palpamos su textura, ocupa un sitio en la biblioteca, en la mesilla de noche o en algún rincón de la casa. La experiencia de leer un libro es holística. Doblamos la esquina de una hoja para marcar la página, recordamos dónde hemos leído cada capítulo, lo marcamos con un lápiz, se nos mancha con café. Incluso, un libro, envejece con nosotros; las hojas se amarillentan, cambia el olor, se deshoja, la portada se gasta, la encuadernación cede. Cada libro ocupa además un sitio preciso en la biblioteca de cada uno de nosotros; agrega su particular color al arcoíris literario. Cada sector de la biblioteca tiene un significado especial; y si un libro cambia de sitio es porque algo ha cambiado en su dueño. Una vez más la posición, lo concreto. La ubicación física de un libro en la biblioteca dice mucho acerca de la relación personal entre el libro y su lector. Y es que en última instancia el libro, el de papel, es un objeto físico y tenemos con él la misma relación que hemos venido teniendo con los objetos desde hace algunos millones de años. Necesitamos cogerlo, olerlo, palparlo, sentirlo, mirarlo e incluso oírlo.
El libro electrónico es otra cosa. Aunque contenga los mismos libros, los mismos textos de nuestra biblioteca, éstos no huelen, no poseen textura, no podemos pasar las hojas (aunque sí «podamos»), para bien o para mal pesa siempre exactamente lo mismo, no se mancha ni se amarillenta, no envejece con nosotros. El libro electrónico es como el retrato de Dorian Gray. Los libros tienen todos la misma tipografía, los mismos márgenes, el mismo tamaño de página; da igual leer «Historias de Cronopios y de Famas» que «Guerra y Paz» (aunque uno tenga poco más de cien páginas y el otro más de mil). La percepción sensorial del libro desaparece; o peor aun, se uniformiza. ¿Tiene todo esto alguna importancia o es simplemente una argumentación nostálgica? Al margen de lo anecdótico, me pregunto si logramos el mismo nivel de concentración leyendo un libro electrónico que uno de papel; me pregunto si la experiencia completa de la lectura es equiparable; me pregunto si las sensaciones que transmite una buena novela dependen del «dispositivo». Me pregunto también si recordaremos a los personajes leídos en un ebook de la misma manera que a los leídos en papel. Me pregunto incluso si escribir a mano o tecleando en el ordenador puede de alguna forma sutil alterar algún aspecto del texto. Me pregunto si los escritores son conscientes de esto. Me pregunto si alguien se pregunta todas estas cosas.
No estoy diciendo que el libro electrónico no sea útil; que lo es, en muchos aspectos. No estoy diciendo que el libro electrónico sea mejor o peor; me parece una discusión estéril. Estoy diciendo que un teclado y una pantalla pueden alterar de maneras sutiles las formas en que producimos textos y las maneras en que éstos son interpretados. En definitiva, la manera en que nos relacionamos con los textos. Puede incluso que para ciertas cosas una interface sea más apropiada que otra, pero el punto es saberlo y ser conscientes de ello. Más allá de las cuestiones puramente mercantilistas, prácticamente no ha habido ningún debate serio acerca de las ventajas y desventajas del libro electrónico en cuanto a la relación con el texto. A pesar de haber llegado a la Luna, a pesar de los iPhones y del bosón de Higgs, a pesar de que a muchos no les guste reconocerlo, seguimos siendo homínidos, con menos pelos y más ropa. Que la abstracción sea algo útil, fascinante y extraordinario, no significa que pueda desplazar fácilmente de nuestro inconsciente las maneras ancestrales que aun tenemos de relacionarnos con los objetos.
muy buenas reflexiones. Creo que el libro de papel es irremplazable.
Gustavo, leí tu artículo y me llamó la atención por las preguntas que te hacés. Después vi tu perfil y se me aclaró todo: sos físico. Generalmente, estos temas (libro de papel vs. libro electrónico) son abordados por gente que viene de las disciplinas sociales (me niego a denominarlas «ciencias», son como mucho pseudociencias), las humanidades y el arte. Yo mismo vengo del campo de sociales y te puedo asegurar que existe mucho chamuyo, vaguedad, interpretación y amor al posmodernismo anti científico. No hay amor al conocimiento y a pensar en serio. Estas preguntas que vos te hacés son fundamentales y quizás algún grupo multidisciplinario, que incluya neurocientíficos, pueda tomarlas como punto de partida (quizás ya exista alguien que lo esté haciendo). Pienso que a partir de ellas, se puede construir una teoría de la lectura, la comunicación, la interpretación de textos, por ejemplo.
Gracias, Mario, por tu comentario. Quizás no sea conveniente poner a todos en la misma bolsa. Hay investigadores de humanidades poco serios, como también los hay en las ciencias «duras». Pero también es cierto que hay gente muy buena y muy seria investigando estos temas (tanto por el lado de las humanidades como por el de las neurociencias y las ciencias «duras»). Precisamente lo que a mí me interesa es ese mestizaje intelectual entre investigadores de distintas disciplinas. Creo que sólo así se pueden abordar ciertos problemas. Te dejo un par de links por si te interesa seguir leyendo del tema: http://www.themillions.com/2012/04/high-wire-act-why-i-started-writing-by-hand.html y también http://online.wsj.com/article/SB10001424052748703467304575383131592767868.html#articleTabs%3Darticle Un abrazo, G/
Gracias por los links y por responder a mi comentario. Es verdad que no es conveniente meter a todos en la misma bolsa. Sin embargo, opino por lo que me toca conocer y lo que viví cuando estudiaba en la facultad acá en Buenos Aires. Estoy de acuerdo en que es necesaria una integración entre ambos campos (ciencias «duras» y humanidades), al fin y al cabo se trata de estudiar problemas complejos, no nos podemos quedar con un único abordaje. De todas formas, y más allá de eso, mi comentario anterior apuntaba a que si no tratamos de responder este tipo de preguntas que vos planteas en tu artículo, no vale la pena teorizar y especular sin ninguna base científica, porque, justamente, caemos en lo puramente especulativo, el interpretativismo de autores «consagrados», el dogmatismo, etc.
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Últimamente estoy deseando ser dueña de una imprenta para poder materializar todos los buenos textos electrónicos… Y es que es totalmente cierto lo que escribe @DiegoDuZU en A Golpe De Pluma… «Un buen libro no sólo es el contenido, es el papel, la encuadernación y la portada; es el tacto, el olor y el envejecimiento de sus hojas.»
Lo segundo que me impacta después de lo visual es ese misterioso y fascinante olor a nuevo!!
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Yo también me pregunto esas mismas cosas, aunque a un nivel más estético que científico. Y creo que encontraste la mejor manera de expresar lo que significa leer en formato electrónico al comparar el ebook con el retrato de Dorian Grey. Gracias y enhorabuena.
Me encantaría leer esos cuestionamientos estéticos acerca de lo que significa leer en un ebook. Gracias por tu comentario. Un abrazo, G/
Si el medio por el que se transmite el mensaje difiere ¿cambian las sensaciones que produce el mensaje? Estimo que sí. ¿Cambia el mensaje? Asumo que dependerá del nivel de compromiso que el escritor dedique a la asociación texto-soporte (he visto que en los casos en donde más sucede esto es en la literatura infantil, donde relato y libro están a veces ¡completamente unificados!).
El e-Reader es un medio que se propone otorgar ventaja cuantitativa al usuario (disponibilidad de decenas de libros en un espacio reducido) y no precisamente competir por el confort sensorial. Será satisfactorio usarlo para aquellos en los que éste valor de almacenamiento sobrepase como ganancia (ya sea por necesidad, economía o simple placer) a los valores de calidez que todos le asignamos a de los libros impresos. Acaso éste el motivo por el que no se han vuelto tan populares como otros medios electrónicos (por ejemplo, a diferencia de la música en mp3, es infrecuente que las personas necesiten «cargar» con todos sus libros en todo momento).
Sobre nuestra relación con estos «objetos», realmente no sé si afectará o no, pero es sorprendente la naturalidad con la que algunos niños hacen uso de la tecnología, acaso mejor que los adultos que la crean.
Excelente el blog, saludos.
Es cierto, Ugo, lo que dices; el ebook satisface más cuestiones económica o de «portabilidad» que la «proximidad» literaria. Aunque también es cierto que para determinados formatos es mucho mejor (posibilidad de animaciones (en tabletas), hipertexto y otras ventajas). En resumen, que el ebook no es ni mejor ni peor que los libros, sólo que responde a distintos intereses. Gracias x participar. Un abrazo, G/
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