Marcel Proust solía decir que «el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos.» Es cierto que cada tanto nos encontramos con algo nuevo, con algo que no habíamos visto nunca antes y que por lo tanto nos sorprende. Pero en general, solemos encontrarnos una y otra vez con lo mismo y la única manera de salir de ese tedio existencial consiste en volver a mirar lo mismo desde una perspectiva diferente. No es sencillo, en absoluto; pero cuando somos capaces de lograrlo la sorpresa es doble, porque encontramos en lo de siempre, donde menos lo esperábamos, algo completamente nuevo.
Nuestra mente se siente cómoda en los paisajes conocidos pero al mismo tiempo se vuelve ciega a lo cotidiano. Sólo cuando algo nos resulta extraño le prestamos la suficiente atención; y sólo entonces podemos comenzar a pensarlo de otra manera. A lo habitual, a lo cotidiano, no solemos darle demasiada importancia; operamos con ello en una especie de «modo de piloto automático». Pero una alteración de lo habitual capta inmediatamente toda nuestra atención. Este mecanismo es fundamental en el ámbito científico, donde el extrañamiento puede conducirnos a grandes cambios de paradigma. Hemos visto caer manzanas de los árboles durante milenios; estamos demasiado acostumbrados a ello. Lo extraño, sin embargo, no es que las manzanas caigan de los árboles; lo extraño es que las manzanas caigan y la Luna no. Es recién entonces frente a ese extrañamiento cuando surge la pregunta adecuada y entonces podemos ver el mundo de una manera completamente nueva.
Pero, ¿cómo podemos hacer para que lo cotidiano nos resulte extraño? El arte y la literatura pueden aportar mucho a la ciencia en este sentido. Tanto la literatura como el arte tienen más libertad y más recursos para provocar el extrañamiento, y éste es imprescindible para cambiar la perspectiva y poder ver las cosas de otra manera. Es precisamente esta complementariedad metodológica entre la ciencia, el arte y la literatura la que permite generar allí, en esas zonas fronterizas, un terreno fértil para la generación de conocimiento. Comprender lo extraño, es tarea de la ciencia; convertir lo cotidiano en extraño es tarea de la literatura y del arte.
En este sentido, la tarea de artistas como Magritte o Dalí y de escritores fantásticos (en ambos sentidos) como Borges, Calvino o Cortázar puede ser fundamental para apartarnos de una cierta inercia mental y mostrarnos un mundo lleno de fenómenos (cotidianos) extraños. Os dejo este fragmento de El sentimiento de lo fantástico de nuestro querido Julio Cortázar:
«Ese sentimiento, que creo que se refleja en la mayoría de mis cuentos, podríamos calificarlo de extrañamiento; en cualquier momento les puede suceder a ustedes, les habrá sucedido, a mí me sucede todo el tiempo, en cualquier momento que podemos calificar de prosaico, en la cama, en el ómnibus, bajo la ducha, hablando, caminando o leyendo, hay como pequeños paréntesis en esa realidad y es por ahí, donde una sensibilidad preparada a ese tipo de experiencias siente la presencia de algo diferente, siente, en otras palabras, lo que podemos llamar lo fantástico. Eso no es ninguna cosa excepcional, para gente dotada de sensibilidad para lo fantástico, ese sentimiento, ese extrañamiento, está ahí, a cada paso, vuelvo a decirlo, en cualquier momento y consiste sobre todo en el hecho de que las pautas de la lógica, de la causalidad del tiempo, del espacio, todo lo que nuestra inteligencia acepta desde Aristóteles como inamovible, seguro y tranquilizado se ve bruscamente sacudido, como conmovido, por una especie de, de viento interior, que los desplaza y que los hace cambiar.»
Me gustó mucho tu planteo, y creo que lo más difícil es poder conscientemente buscar esos momentos. De todos modos, hay momentos en que uno tiene una visión diferente de los problemas que la habitual.
Dudo que se puedan “buscar conscientemente” pero si podemos fomentar las condiciones para que (inconscientemente) aparezcan. Leer buena literatura, viajar, conversar… son los grandes promotores de esas nuevas perspectivas.