Epistemología

La verdad es un concepto para fanáticos

El orden no es otra cosa que una ideología aplicada al mundo

¿Cuál es la diferencia entre orden y azar? ¿No será el orden un azar socialmente aceptado? ¿No será que llamamos orden a lo que se comporta como creemos que debe comportarse? O quizás llamemos orden a una configuración particularmente estética del azar porque queremos creer que existe como base un orden natural de las cosas.

¿Existe acaso alguna diferencia entre esta ordenación de las letras «poiuytrewqasdfghjklñmnbvcxz» y la que conocemos del abecedario? Evidentemente la única diferencia es que el orden alfabético nos resulta más familiar porque lo hemos incorporado desde pequeños; pero más allá de eso, ambas ordenaciones son completamente arbitrarias.

Lo mismo ocurre con la derecha y la izquierda o con los puntos cardinales. Constituyen, efectivamente, arbitrariedades; pero arbitrariedades que pueden determinar nuestra manera de ver el mundo. El lenguaje, la manera en que decidimos nombrar las cosas, puede modelar los aspectos más fundamentales de la experiencia humana tales como la percepción del espacio, el tiempo, la causalidad o la relación con los otros.

Alguien podría argumentar que, por ejemplo, los colores del arco iris presentan un orden o una secuencia «objetiva». ¿Qué secuencia? ¿Del rojo al violeta? ¿Del violeta al rojo? ¿O se trata acaso de un continuo de colores? ¿De cuántos colores? Hay quienes ven allí sólo cuatro colores y quienes ven nueve. El arco iris no tiene siete colores; eso fue un invento místico de Newton. De hecho estableció una analogía con los siete días de la semana y las siete notas musicales. Convenciones apoyadas en otras convenciones.

En definitiva, el orden consiste en coger una cantidad de elementos y disponerlos de una forma totalmente arbitraria, imponer luego esa forma a todos a través de los poderes de turno (iglesia, ejército, realeza, principio de autoridad) y decir entonces que esa parte de la realidad ya está ordenada. Pero toda ordenación o clasificación implica siempre una ideología, una manera de pensar, una forma de ver el mundo. El orden constituye entonces ideología aplicada al mundo; la realidad vista a través de unas anteojeras. Y al mismo tiempo es lo único que podemos hacer; elegir unas buenas anteojeras y contemplar el mundo desde allí.

No existen órdenes más «verdaderos» que otros porque cada uno se autojustifica y es en cierta medida inmune a la lógica de los otros órdenes. Lo que sí existen son sistemas más «útiles» que otros. Si tienes neumonía, puedes rezar, encender velas o enterrar orina mezclada con heces de sapo, pero sólo la penicilina te salvará de una muerte casi segura. Pero si lo que te ocurre es que se ha muerto tu hijo, entonces no hay compuesto químico que pueda con ello.

Es hora de que vayamos comprendiendo que las verdades no existen; que sólo existen ordenamientos contigentes y parcialmente útiles de la realidad. La verdad es un concepto para fanáticos que debería erradicarse del ámbito científico; siempre que no entandamos la ciencia como un fanatismo racional. Si aprendiéramos a pensar en representaciones útiles de la realidad en lugar de en representaciones verdaderas, quizás podríamos ahorrarnos algún que otro conflicto y algún que otro fanático.


4 comments on “La verdad es un concepto para fanáticos

  1. Igua que el concepto de normal y que pito toca aquí la estadística

  2. Reblogueó esto en Gerardprieto's Blogy comentado:
    Per comprendre el missatge de «veritat i mentida en sentit extramoral» de Nietzsche

  3. Estando de acuerdo contigo en el enorme convencionalismo de muchas de nuestras formas de ver el mundo, no todas son igualmente arbitrarias.

    Por ejemplo, el abecedario tiene, sin duda, un ordenamiento enormemente aleatorio y convencional, heredado durante siglos de anteriores alfabetos. De hecho, hay alfabetos que no tienen orden como tal. Sin embargo, está demostrado que hay alfabetos, por ejemplo en la India, que aplican orden único basado en la fonología: las letras se ordenan en función de cómo y dónde se generan en la boca.

    No me interesa entrar en debates filológicos, pero sí tomar este ejemplo para mostrar que al menos una parte del «orden» con el que somos capaces de comprender y estructurar la realidad no es puramente convencional. Sus raíces son prehistóricas, biológicas probablemente. Contingentes, no voy a discutirlo: podrían haber sido de otra forma; pero no completamente arbitrarias.

    Esto, que podría parecer residual, no es un purismo por ser puñetero, sino algo crucial que nos mantiene unidos al menos como especie. Si bien la «verdad» es un constructo social empleado con violencia por los fanáticos, como dices, el extremo contrario relativista que todo lo iguala es, además de una contradicción en sí mismo, un peligro también. Porque si todo da igual y todo es aleatorio, si lo que nos parece que está bien o está mal no son más que una convención totalmente intercambiable, acabará imponiéndose el más fuerte.

    Es cierto que ahora que está tan de moda hablar de la «posverdad», no debemos olvidar que nunca tuvimos una verdad como tal. Y que con mucha frecuencia se ha apelado a ella de forma violenta y fanática, cuando en realidad no teníamos más que versiones convencionalmente aceptadas por imposición de la fuerza y el poder. Tampoco podemos obviar que incluso en un ámbito razonablemente igualitario y libre, lo más que podríamos alcanzar son perspectivas intersubjetivas.

    Pero dicho eso, qué peligro decir que la verdad es «sólo» un concepto para fanáticos. También es una forma de hablar de quienes no se dejan pisotear ni engañar, porque les parece que no todo vale igual.

    Saludos.

    • Gracias, Jajugon, por tu extenso, minucioso y acertado comentario. Estoy básicamente de acuerdo contigo. Pero sigo creyendo que la «verdad» tiene sentido dentro de un dado sistema. Por ejemplo, dado un sistema axiomático en matemáticas, existen proposiciones verdaderas y otras falsas. Pero esas proposiciones (y su valor de verdad) no tienen sentido fuera de ese sistema axiomático. Me parece muy interesante lo que cuentas de los alfabetos indios y de su relación fonológica. De hecho, me interesante especialmente todo lo relacionado con el «embodiment». Pero incluso cuando los sonidos están asociados a distintas partes de la boca, quizás la «ordenación» siga siendo arbitraria (aunque no completamente). Quizás podríamos hablar de una especie de «orden encarnado». Muy interesante y estimulante tu comentario. Gracias de nuevo, un abrazo, G/

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