The Truman Show

Para ser una película de Hollywood, The Truman Show no está nada mal. Plantea un tema sumamente interesante desde un punto de vista humano, ético y (me atrevería a decir que hasta) epistemológico. Truman vive feliz en su mundo armado a medida, en su mundo rutinario y predecible. Todo ocurre tal como se esperaría; todo se desarrolla con una sospechosa armonía. Todo se mueve como un reloj. Pero lo curioso del caso es que es precisamente esa pasmosa regularidad la que le alerta a Truman de que hay allí algo falso, algo que no es la vida misma. A pesar de haber vivido toda su vida en ese mundo determinista, algo le dice, algo en su interior le delata, que esa regularidad es falsa. Esta es la famosa escena en la que descubre precisamente esto.

¿Estaremos nosotros metidos en una especie de Caverna de Platón en la que las regularidades (las sombras) son sólo una parte de una realidad mucho más vasta? ¿Pueden las regularidades explicar la vida? ¿O es necesario pensar las cosas de otra manera? ¿Es posible hacer ciencia escapando de las regularidades?

Esto fue precisamente lo que hizo Alfred Jarry a principios del siglo pasado al proponer la Patafísica. Se trata de una ciencia de las excepciones, que enaltece el papel del azar y huye de las leyes y las regularidades. Se trata de una ciencia de lo singular que detecta y celebra las excepciones al orden regular de la naturaleza y de la sociedad. Porque lo profundamente humano rehuye del determinismo y difícilmente pueda ser encorsetado en los limitados moldes conceptuales de la ciencia clásica. Pero la patafísica es también “un elogio de la curiosidad”, lo cual nos devuelve a la génesis de la ciencia, al motor del saber, demasiado obturado por metodologías y modas académicas.

Creo que necesitamos una ciencia completamente nueva para explicar los fenómenos complejos relacionados con la vida, la sociedad, la conciencia. Sin duda es posible dar una descripción aproximada de estos fenómenos utilizando las regularidades que hemos observado en los cielos. Pero será sólo eso: una simple aproximación. La verdadera esencia de las cosas se nos escurrirá entre los dedos mientras no seamos capaces de proponer una ciencia de las excepciones, del desorden, de lo irrepetible, de lo imprevisible.

¿Seremos capaces de abandonar este mundo seguro, conocido y previsible? ¿Estamos preparados para convivir con el azar y la indeterminación? ¿Nos atreveremos a subir la escalera y atravesar la puerta hacia lo desconocido?