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Patafísica en 748 palabras

La palabra “patafísica” no está incluida en ningún diccionario; algo que sin duda para muchos hubiese constituido una enorme tranquilidad. Patafísica: memoriza el término; incorpóralo a su respiración; hazlo parte de ti porque es lo más loco y genial que haya parido la literatura. Pero… ¿Cómo hablar de patafísica sin entrar en ese formalismo de métodos y definiciones que ella misma desprecia? ¿Cómo presentar lo excepcional sin caer en convencionalismos? Pues quizás ese es precisamente el problema: necesitamos más patafísica para escapar de lo cotidiano, de lo formal, de lo serio, de lo utilitario. En palabras de Alfred Jarry (inventor de la patafísica) podríamos decir que…

«…la patafísica irrumpe, a veces de manera estruendosa, para acabar con los pensamientos únicos que pretenden ofrecerle a la vida una linealidad coherente. La patafísica es continuidad, es creación y destrucción de las formas por el azar y la risa; es aceptación sin vergüenza de nuestro lado grotesco…»

La patafísica está en permanente conflicto con el poder, el autoritarismo y el pensamiento académico e institucionalizado. La patafísica propone que las únicas devociones que deben ser tomadas seriamente son la disonancia, el absurdo, lo particular, lo lúdico y la risa. Porque como diría Julio Cortázar (enormísimo patafísico) “lo serio y lo no serio son lo mismo”. La desmitificación del conocimiento establecido (tanto en arte, en literatura o en ciencia), la entrega total a los poderes de la imaginación y la voluntad lúdica constituyen los pilares fundamentales de la patafísica. Tal es la importancia de la patafísica, que muchas de las tendencias literarias y artísticas más vanguardistas del Siglo XX (dadaísmo, surrealismo, teatro del absurdo) no se hubieran podido desarrollar sin las brillantes aportaciones de Alfred Jarry. Entre los miembros destacados del Colegio de Patafísica podemos mencionar a Joan Miró, Marcel Duchamp, Boris Vian, Raymond Queneau, Ítalo Calvino o los hermanos Marx. Por no hablar de Picasso (amigo personal de Alfred Jarry) y de Cortázar (que refleja su influencia directa en “Historias de Cronopios y de Famas”).

El vocablo patafísica es una contracción de epí ta metá ta physiká lo que en vulgar castellano significa: “lo que está alrededor de lo que está más allá de la física”. Alfred Jarry retoma una serie de postulados científicos que dan cuenta de la patafísica como ciencia que regula las excepciones, proclamándola desde entonces como “ciencia de las soluciones imaginarias”. La ciencia actual se funda en el principio de inducción, en la búsqueda de generalidades; la patafísica, en cambio, consiste en el estudio de las leyes que rigen las excepciones; intenta explicar un universo complementario al cotidiano, al que el saber dominante nos ha enseñado a ver. Quizás hoy, más que nunca, debamos ser capaces de ver un poco más allá de lo que nos está permitido y pensar que otra realidad es posible. La patafísica es sin duda una vía más que adecuada para transgredir lo establecido. Y si aun no estáis convencidos, basta con listar algunas de las disciplinas típicas del Colegio de Patafísica (creado el 11 de Mayo de 1948 (22 Palotín del 76, según el calendario patafísico)): Liricopatología y Clínica de los retoriconosos, Cocodrilología, Pedología y Adelfismo, Onirocrítica, Aliética e Ictibalística, Tonosofía Africana o Aniñamiento voluntario e involuntario, por nombrar sólo algunas. El Colegio de Patafísica cuenta a su vez con organismos y cargos muy intrincados; cabe mencionar, entre otras, la Subcomisión de las Soluciones Imaginarias, la Subcomisión de Epifanías e itifanías o la Subcomisión de las Ciencias Inexactas.

Parece evidente que la patafísica es una recusación del positivismo, una reacción bufonesca y destructiva contra la doctrina del progreso. Una ciencia que reniega de lo general para enfocarse en lo particular. Pero para dar cuenta de la particularidad de las cosas y de la singularidad de los seres humanos se necesitaría de una física distinta y de un ideal de ciencia muy distinto al hasta ahora conocido y dominante. Una ciencia de lo singular detecta y celebra las excepciones al orden regular de la naturaleza y de la sociedad. Pero la patafísica es también “un elogio de la curiosidad”, lo cual nos devuelve a la génesis de la ciencia, al motor del saber, demasiado obturado por metodologías y modas académicas. Finalmente, hay que conceder a los patafísicos el honor de haber creado una manera de pensar que incorpora el humor como sustancia y vehículo. Y el humor resulta una forma de sabiduría y un medio de supervivencia en un mundo amenazador. Ya es demasiado larga la lista de intelectuales sin humor.


Fuentes: ‘Patafísica – pepitas de calabaza / Wikipedia

11 comments on “Patafísica en 748 palabras

  1. Yo se la oí por primera vez a Cortázar. Buen post, felicidades!

  2. No Dicionário Maria Moliner (Espanha) encontra-se a palavra e a definição de patafísica.

  3. Pingback: Jarry: retrato de un dramaturgo | félix molina

  4. Reblogueó esto en Espacio de Arpon Filesy comentado:
    Excelente artículo!

  5. Ya era hora de salirse de la corriente y lo corriente

  6. antoniomanuelguerrerorus

    He leído el texto «Patafísica en 748 palabras» y se me han caído los palos del sombrajo, el alam a los pies como diría un prohombre. Con todo ese rebozo de academia e intelectualidad, se aleja la patafísica del personaje callejero. Todos los discursos sobre esta forma de entender lo ininteligible, tan opuesto al espécimen ciudadano, aleja aún más del cielo al que repta por el asfalto. La patafísica no llega al hombre entregado al pobre afán de vivir con estos discursos académicos. Necesita ejemplos de la producción patafísica. Son éstos los que harán que su vida tenga la forma del Conoclípeus Villanovae o de la Gualdrapa de Gutapercha. Hay que llevar a la gente la angustiosa experiencia del disparate: el delirio ante la gravedad, la curiosidad por la muerte y la burla subrepticia hacia lo imponente.

  7. antoniomanuelguerrerorus

    Opino que ya es hora de … ¿de qué? ¡Eh! ¿Hay alguien ahí? Mmm, no contesta nadie. Es un buen momento para intentar convertirse en sospechoso y poder ir por ahí con la cabeza alta. Mientras lo intento pensaré. A ver qué tal me sale: Señoras y señores, estoy pensando…, sí pensando. ¿Cómo? ¿Que no puedo pensar sin haber presentado una cédula de habitabilidad? … espere, me parece que aquí tengo una. Aquí está: vea; y nada menos que de un señor que ha sido transmutado recientemente en sochantre eméritus. ¿Está bien? Pues, con su permiso me pongo a pensar… sí, sí, naturalmente que pensaré bajito; pues no soy yo nadie para pensar sin hacer ruido. ¡Ay, ay, ay! que ya me viene el pensamiento… ¡que viene, que viene, que no voy a poder aguantar…! ¡Ya!
    Pienso en que voy a tener que tomar unas clases para aprender lo necesario que me permita llegar a ser mujer barbuda. Pensareis que estoy loco y, aunque ello pueda ser cierto, ser mujer barbuda es un deseo que siempre me ha hechizado. ¿Os imagináis…? , ir por ahí causando la admiración de grandes y pequeños; esperar el autobús oyendo a mis espaldas cuchicheos de asombro entre los que también esperan; ver que los niños retroceden con recelo y buscan el refugio de sus padres al darse cuenta de que me acerco a ellos. Ser mujer barbuda en los tiempos que corren es una maravilla. Puedes pasear libremente, trabajar en cualquier empleo sin ser discriminada, montar una asociación de mujeres barbudas y ¿por qué no? poder exigir a la administración la celebración pública del Dia del Orgullo de la Mujer Barbuda. Eso es vida, no como antes, que los niños les tiraban piedras, que los perros se orinaban en ellas, que tenían que trabajar en un miserable barracón de feria, que no podían casarse ni formar un hogar, que los borrachos las importunaban con comentarios soeces, que… -¿El señor ese que hablaba no sé qué de las mujeres barbudas? Sí; es aquí . Pasen, pasen… que no se dé cuenta… -¡Eh, eh! ¿qué hacen? ¡Suéltenme! ¿A dónde me llevan? ¡qué me suelten les digo! Estoy bien aquí y no quiero dar un paseo! ¡Socorro, ayúdenme…!

  8. antoniomanuelguerrerorus

    Y puestos a pensar… ya que estoy en metido en mi agujero al abrigo de todo compromiso, voy a tirar las patas por alto y les voy a abrir mi corazón. ¿Saben lo que es una vaca? ¿Han convivido con alguna? ¿Han formado parte del coro de vacas de la inefable ciudad de Calabazonia? Pues en las vacas voy a pensar.
    Pienso en las vacas. Me gustan. Las amo. Me perezco por verlas en el verde prado cantando sus canciones de campo y playa: «Yo soy la vaquita… del conde Laure-el… que quiero casarme… y no sé con quién» ¿No es para comérselas? Cuando era joven teníamos una en el piso donde vivíamos, en Córdoba. Era muy emocionante verla venir por el pasillo y cruzarte con ella. ¡Qué calentita y qué blandita estaba! Se prestaba a hacer de colchón para que durmiéramos en ella. Un día de Marzo que salió a la terraza, se la llevó el viento y nunca volvimos a saber de ella. ¡Qué pena siento al recordarla! Pero, en fin, la vida continúa. Ahora tenemos un notario que, aunque no le llega a la vaca ni por asomo, no está nada mal. Es bajito, calvo y desde lejos parece un botijo. Siempre está en el salón haciendo escrituras con una vieja máquina de escribir, y es una delicia verlo firmando y poniendo sellos de tampón coloreados en la última hoja. ¡Huy qué tarde es! Me voy, que quiero llegar a casa antes de que anochezca. Está atardeciendo y todavía he de atravesar el bosque. Más tarde, puede estar el lobo suelto por ahí, y eso me llena de aprensión. Adiós.

  9. antoniomanuelguerrerorus

    RUMORES SUBTERRÁNEOS DE LA CONFERENCIA
    EPISCOPAL

    (Un grupo de expertos en hermenéutica, camina hacia su punto de reunión cargados con voluminosos y antiguos textos católicos)

    ─ ¡Hombre…! Pero qué pequeño es el mundo. Ustedes otra vez. Qué, ¿dispuestos a arremeter contra los detractores de lo ignoto e incomprensible, es decir de lo sagrado que detenta la S.I.C.A.R.?
    ─ ¿Quién es usted? ¿Y de qué nos habla?¿A qué se refiere?
    ─ ¿No son ustedes los señores que estuvieron como educandos en el inframundo de los seminarios católicos bajo la égida de la citada anteriormente?
    ─ ¿Educandos? ¿Nosotros? Sepa usted, caballero, que nosotros fuimos educandos tiempo ha cuando nos preparábamos para ser la salvaguardia de los Valores Espirituales de Occidente – qué digo- , del Mundo. Nosotros fuimos iluminados por la Verdad cuando nuestras almas jóvenes profesaban la fe en los correspondientes Seminarios instituidos por la Santa Sede.
    ─ Ah, entonces son ustedes curas.
    ─ Obispos, Arzobispos y Cardenales . ¿No ha reparado en nuestras vestimentas según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar? ¿Acaso no han percibido que la longitud de algunos de nuestros cíngulos rebasa los dos metros?
    ─ Ahora que lo dicen…
    ─ Bueno, caballero… hemos de irnos, pero antes le beneficiaremos con nuestra bendición apostólica; la urbis et orbi y la que haga falta.
    (Bendicen a diestra y siniestra y todo se desarrolla como sigue):

    (Un obispo vestido de pater familias, se destaca portando el Santo Ludibrio y lo muestra a los presentes)
    El obispo: – Lucifer, qui nescit occasum.
    Todos: – In paradisum.
    El obispo: – Non intres in judicium cum servo tuo.
    Todos:- Liliata rutilamtium.
    El obispo:- Et ne nos inducas in tentationem.
    Todos:- Iubilamtium te virginum.

    (El obispo, ante los presentes, cambia su vestido de pater familias por otro de numen pontificio ayudado por un representante de la Prelatura Intersinodal, al tiempo que, por un lado susurra, en exactas salmodias, dulces alabanzas apostólicas y por otro, exorciza a una cantidad indeterminada de poseídos que se arremolinan a su alrededor)
    -Dominus boviscum (musita distraído, mientras abandona el Sínodo)

    (Ya ha anochecido. Todos salen. El obispo, junto con el resto de los prelados participantes en la Santa Conferencia Episcopal, quedan esperando el autobús urbano que los dejará cerca del palacio Arzobispal donde todo está preparado para la cena)

  10. antoniomanuelguerrerorus

    No sé a quién tengo que agradecer la gentileza de que se me permita plasmar mis rebuznos en este Blog. Todos los blogs que he visitado en los que la patafísica es el reclamo para animales capaces de razonar, he encontrado dos inconvenientes que no puedo superar para ser oído, olido, palpado, paladeado y visto como el enfiteuta patafísico que soy. El primero de los inconvenientes y más importante es que veo que en ellos, alguien va buscando dinero para permitir el acceso al blog de turno. Yo no puedo obtener paso «franco» a las sociedades de los que forman parte de un foro semejante porque tengo una enfermedad muy común, que seguramente todos conocen. Me refiero a la falta de dinero. El poco de que dispongo lo he de usar para medio satisfacer mi pobre afán de vivir. Aparte de eso se me viene a la cabeza un pío-pío que me avisa de algo censurable que puede afectar a los que, según parece, intentan hacer del conocimiento de la patafísica un objeto sujeto a la tiranía del comercio. Eso no está bien y, además es imposible; la patafísica es un talento y como tal parece llegar al hombre desde regiones desconocidas. El segundo es que en esos blogs – y me refiero también a este – , la patafísica es objeto de un examen académico que no procede, puesto que para ello hay que tomarse en serio ese talento. Si la patafísica se toma en serio para cualquier estudio o experimento cultural, ésta, cual cangrejo ermitaño, se reviste de una coraza tras la que desaparece. No se puede someter a estudio ni catalogarla como si de una disciplina se tratara. La patafísica es inmune al tratamiento que el cerebro sano hace de las cosas que caen en su terreno. Diríase que la patafísica nació sin permiso y se coló en el mundo cuando la realidad estaba distraída.

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