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Las preferencias estéticas y los descubrimientos científicos (III)

Hemos visto la semana pasada cómo, efectivamente, las preferencias estéticas pueden influir sobre los descubrimientos científicos. Hemos visto cómo un tal Saccheri tiraba por la borda el descubrimiento de las geometrías no-euclideanas simplemente porque los resultados que obtenía le parecían «repugnantes a la naturaleza de la línea recta». Uno podría argumentar que estas cosas ocurrían en el Siglo XVII o XVIII pero que no podrían ocurrir hoy en día. Hoy el método científico está bien establecido y no hay lugar para ambigüedades o preferencias estéticas de ningún tipo. Además, hoy el arte no interfiere con la ciencia; hemos logrado eliminar de la ciencia cualquier vestigio de subjetividad. Uno podría argumentar estas cosas… y entonces nos seguiríamos equivocando; y para verlo más claro vamos a situar nuestro último ejemplo a principios del Siglo XX y vamos a analizar el trabajo de un señor poco conocido… un tal Albert Einstein; él seguro que no caería en este tipo de errores. Y sin embargo…

Einstein también se equivocó

Durante el desarrollo de su Teoría General de la Relatividad, Einstein encuentra una ecuación que representaba un Universo en expansión. Einstein, preso del paradigma del momento, consideró que esto era imposible y modificó entonces su ecuación, agregando un término que contiene lo que se conoce como constante cosmológica. Esta nueva constante no se justificaba para nada, y fue introducida exclusivamente con el fin de obtener el resultado que en la época se pensaba que era el apropiado. Esta modificación de la ecuación le permitía a Einstein modelar un Universo estático, homogéneo y con simetría esférica, mucho más acorde con las ideas de la época. Einstein modifica sus ecuaciones de acuerdo con estos criterios (en parte estéticos) y duerme tranquilo. Sin embargo, unos años más tarde, en 1929, Hubble sugiere a partir de observaciones astronómicas que el Universo parecía estar en expansión. Este descubrimiento hacía superflua la constante cosmológica introducía arbitrariamente por Einstein al mismo tiempo que validaba la ecuación original. El propio Einstein consideró este error como la mayor pifia de su carrera científica.

La belleza y las teorías científicas

El punto importante aquí es que la belleza y las cuestiones estéticas siempre tuvieron un rol muy importante en los descubrimientos científicos. Que una teoría tuviese belleza no fue nunca un tema menor para los científicos. Y durante los últimos siglos uno de los criterios de belleza fue la simetría. Sin embargo los criterios de belleza cambian, son también una cuestión de época; hoy nos enfrentamos a un mundo completamente distinto del que Aristóteles o Euclides podrían haber siquiera soñado. Hoy tenemos objetos fractales, estructuras en red o moléculas biológicas que constituyen el paradigma actual y que sin duda, desde el punto de vista de Saccheri, tienen una estética repugnante a la naturaleza de la línea recta. Y sin embargo presentan una nueva belleza, a la que vamos a tener que irnos acostumbrando porque estas estructuras, este nuevo paradigma de belleza, ya están permeando todos los ámbitos del arte, la ciencia y la tecnología. Y así como hace unos siglos teníamos la geometría euclideana que invadía todos los ámbitos del conocimiento, hoy tenemos una nueva estética que va a ser la que condicione nuestro entendimiento del mundo.

Epílogo

La ciencia y el arte siempre han estado unidos a pesar de que la modernidad se empecinara en separar las disciplinas. Consciente o inconscientemente, los científicos siempre se han apoyado en criterios estéticos a la hora de analizar sus resultados o de elaborar sus teorías. Pero la conexión entre arte y ciencia va más allá de simples criterios estéticos; existen también conceptos comunes que subyacen a ambas áreas del conocimiento y que cada una los manifiesta de una manera propia y singular. El camino para reconciliar el arte y la ciencia no ha hecho más que empezar. Debemos desmontar los tabiques que dividen el conocimiento en disciplinas y practicar un entendimiento más holístico de la realidad.  Ahora no sólo nos queda el trabajo de desaprender lo (mal) aprendido sino, y fundamentalmente, de no repetir el error con las generaciones siguientes. Debemos enseñar a los niños a resolver problemas; y debemos mostrarles que para ello pueden utilizar todas las herramientas necesarias, sean éstas un pincel, un martillo o un teorema. Debemos formar Galileos del Siglo XXI, pensadores que tengan destreza técnica, conocimiento científico y criterio estético.


 

3 comments on “Las preferencias estéticas y los descubrimientos científicos (III)

  1. Muy interesante, y un propósito, el de aunar arte y ciencia, que yo creo es todo un reto. De pequeño, con mi idea muy básica de lo que era la ciencia y la estetica, creia que estas se trabajaban en diferentes partes del cerebro. Si analizaba la gente que en mi clase le gustaba el dibujo artistico versus la gente que le gustaban las matematicas, fisicas etc, casi me salía una relación inversa. Así que uno se educa con la falsa intuición de que si te gusta el arte, probablemente trabajes tu parte creativo/emocional pero no racional, y al revés. Un concepto totalmente equivocado, porque la ciencia tambien tiene mucho de emoción, creatividad y belleza, y el arte tambien puede tener mucho de racionalidad, análisis, abstracción etc

    Genial el blog, creo que me va a hacer pensar un montón. Gracias!

    Xabi

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