Cultura Epistemología Historia

El fantasma de Heilbronn

La importancia del pensamiento divergente

El 25 de Abril de 2007, en Heilbronn, una pequeña ciudad en el sur de Alemania, aparece asesinada en su propio coche la agente de policía Michele Kiesewetter. La única pista que encuentran los investigadores es una muestra de ADN recogida en el asiento trasero del coche. Tras analizarla en el laboratorio, los investigadores determinan que el ADN, perteneciente a una mujer, coincide con el que ya habían observado en otros escenarios del crimen en Austria y en Francia (además de en otras localidades alemanas). El mismo ADN había aparecido en una pistola de juguete después de un robo en 2004 a comerciantes de piedras preciosas en Arbois (Francia); en un cajón de la cocina después del asesinato de un hombre de 61 años en 2001 en Friburgo (Alemania); en una taza tras el asesinato de una mujer de 62 años en 1993 en Idar-Obserstein (Alemania); después de un robo en marzo de 2007 en una tienda en Gallneukirchen (Austria); después de 20 robos de coches y motos entre 2003 y 2007 en varias ciudades de Alemania y Austria y en muchas otras escenas del crimen. En total, el ADN en cuestión (que no la persona) se había encontrado en 40 escenarios del crimen que incluían robos, agresiones y varios asesinatos. La enorme diversidad de delitos asociados con esta persona, además de su asombrosa movilidad para perpetrarlos en diversas ciudades de tres países, acrecentaban tanto el misterio como la imposibilidad de resolver el caso. Los investigadores comenzaron a llamar a la mujer desconocida el fantasma de Heilbronn.

Sin embargo, lo más paradójico de todo este asunto era que el fantasma, es decir la mujer, efectivamente existía, porque existía su ADN. Pero no encajaba en ningún patrón criminal concebible por la policía. No tenían ni idea de quien podía ser esta persona; literalmente, estaban persiguiendo un fantasma. Pero algunas piezas no encajaban en el puzzle y en 2009 el caso dio un giro inesperado: los investigadores descubrieron la misma secuencia de ADN, en Francia, en el cuerpo quemado de un hombre (algo ya de por sí curioso dado que el fantasma de Heilbronn era una mujer). ¿Qué demonios podía estar pasando? O el fantasma era transexual o había que pensar en otra hipótesis.

Los métodos que utiliza la policía científica son muy buenos, pero son sólo eso: métodos; y lo malo de los métodos, es que sólo nos permiten verificar hipótesis, pero NO formularlas; la que formula las hipótesis es la intuición. Si no formulamos la hipótesis adecuada el método no nos servirá de nada. Y cambiar de hipótesis o cambiar de pregunta no es fácil: requiere imaginación y coraje. Imaginación para encontrar la pregunta correcta; y coraje para plantearla, porque de entrada parecerá ridícula. La pregunta correcta, en este caso, era: ¿y si hubiese algo mal en la recogida de las muestras? Efectivamente, tras 16 años de infructuosas investigaciones, a alguien se le ocurrió formular la pregunta correcta y resultó que todo el misterio se reducía a que los bastoncillos de algodón (hisopos) utilizados por la policía para recoger muestras ya estaban contaminados con el famoso ADN. De hecho, todos los hisopos contaminados provenían de la misma fábrica en donde, obviamente, encontraron al fantasma de Heilbronn: una inocente empleada de la fábrica de hisopos que no se ponía los guantes para trabajar.

Toda esta cadena de errores, la de no usar guantes, por un lado, y la de no formular las preguntas correctas, por el otro, costó la friolera de veinte mil horas de trabajo inútil y unos 25 millones de euros (además de unos cuántos criminales libres que campaban a sus anchas por ahí). Y resulta que luego alguien propone un curso de pensamiento divergente para investigadores y los burócratas de turno le dicen que no se pueden destinar recursos a eso, que es una pérdida de tiempo y de dinero y que los investigadores están para pensar y para aplicar el método científico. ¿Os imagináis la de recursos que estaremos despilfarrando por no hacer las preguntas correctas? No en vano Einstein solía decir que «la imaginación es más importante que el conocimiento». La imaginación nos ayuda a formular preguntas; y las preguntas, son mucho más importantes que las respuestas: constituyen el motor del conocimiento.

P.D.: Me cuesta creer que nadie haya puesto nunca un hisopo «limpio» en el equipo del ADN para «ver» qué salía. La «línea de base» que le dicen.

[Fuente: Wikipedia | Teoría de la creatividad (Jorge Wagensberg)]

2 comments on “El fantasma de Heilbronn

  1. Rodriguez Marta

    Me gusto mucho la interrogacion es muy importante y la imaginacion tambien ambas despues tienen q pasar por la experiencia concreta.
    Muy buen escrito.
    Gracias
    M.Rodriguez

  2. Hay que tener el coraje de parar y caminar contracorriente aunque con esa acción salgas bie golpeado

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