(Este post contiene “spoilers”)
Hoy vamos a hablar de cine; sí, de cine. Es algo que habitualmente no hago en el blog, pero en este caso me siento a la vez motivado y, por las vicisitudes de la vida, curiosamente cualificado para opinar del tema. Se trata de la película «El ciudadano ilustre» protagonizada por Oscar Martínez y escrita y dirigida por Andrés y Gastón Duprat y Mariano Cohn. La película comienza bien, con un personaje interesante (Daniel Mantovani) y un planteo prometedor. Premio Nobel de Literatura, Daniel Mantovani decide aceptar una invitación para visitar su pueblo natal en Argentina del cual se fue hace casi cuarenta años y al que nunca había regresado desde entonces. Mi identificación con el personaje fue inmediata: salvo lo del premio, se trata de un escritor, argentino, algo mayor que yo, auto exiliado en España, distanciado de sus orígenes y con muchas dudas acerca de si regresar a su tierra (aunque sólo sea de visita).
Lo primero que me chocó un poco fue la inverosimilitud de su acento. Para los espectadores españoles se trata de un argentino y su acento suena como tal; algo parecido ocurre con los espectadores argentinos. Pero para mí, que como Mantovani llevo unos cuantos años en España, ese acento tan argentino me desmonta el personaje. Pasado este escollo inicial, el comienzo de la aventura de Mantovani a la Argentina me resultó tremendamente familiar: el coche destartalado esperándote en el aeropuerto, el chófer sin licencia ni móvil ni rueda de auxilio, etc., etc., etc.. Sin embargo, tras la llegada de Mantovani a Salas, su pueblo natal, las situaciones, los personajes y los diálogos se fueron volviendo cada vez más grotescos y en algún punto inverosímiles. La película empezaba a aburrirme. Lo que comienza siendo un encuentro idílico entre el escritor y la gente de su pueblo, poco a poco se va transformando en misantropía, odios y resentimientos que acaban con el asesinato del escritor. En un final bastante chapucero (que habría quedado mucho mejor quitando los diez segundos en los que se intenta hacer creer al espectador que está viendo el velatorio de Mantovani) se revela que lo que acabamos de ver es en realidad la nueva novela del escritor. Si Mantovani viajó efectivamente a la Argentina y (en ese caso) cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en la novela es algo que se deja deliberadamente en el aire.
La película me había defraudado terriblemente. Al salir del cine mi sensación fue de fastidio y al llegar a casa me puse a leer críticas de la película. Casi todas las críticas la ponían muy bien y no dejaba de sorprenderme; en general no tengo mal ojo para valorar películas. Y entonces caí en la cuenta de que estaba leyendo todas críticas europeas; de críticos que en general desconocen tanto la realidad argentina como la del exilio. Busqué entonces la crítica de Página 12 (un periódico argentino), y allí sí encontré una opinión más parecida a la mía. Allí los críticos conocen mejor la realidad argentina, aunque no todos conocen la del exilio. No conforme con esto, le seguí dando varias vueltas al asunto a lo largo del fin de semana hasta que por fin caí en la cuenta: ¡todos los críticos se equivocan!
Todas las críticas que he leído plantean que la película va de un Premio Nobel de Literatura que regresa a su pueblo natal, pero en relidad, la película va de un Premio Nobel de Literatura que se imagina cómo sería regresar a su pueblo natal. Esto justifica muchas de las situaciones, personajes y diálogos grotescos o inverosímiles ya que se trata de la visión que tiene de la Argentina un argentino que se ha ido de allí hace casi cuarenta años. Se trata de sus fantasmas, de sus miserias, de su nueva mirada (europeo-paternalista). Las situaciones que muestra la película son en realidad proyecciones de su propia consciencia; nos hablan acerca de cómo él se imagina su regreso a Salas y acerca de cómo él cree que serán las cosas allí. Su (nueva) visión de Salas se parece más a la mirada de un europeo que a la de un argentino y quizás por eso la película ha gustado tanto en europa; Salas en un remake de Macondo.
Vista desde esta perspectiva, la película cobra un sentido claro y profundo. Es una crítica a los escritores (¿latinoamericanos?) que desarrollan su obra en el exilio y reniegan de sus orígenes (¿Vargas Llosa? ¿García Marquez?). La película del Premio Nobel de Literatura que regresa a su pueblo me parece una tontería repleta de estereotipos y lugares comunes. La del Premio Nobel de Literatura que se imagina cómo sería regresar a su pueblo me parece humana, profunda y reflexiva. ¿Qué película has visto tú (perdón, vos)?
Por supuesto, la del Premio Nobel de Literatura que se imagina cómo sería regresar a su pueblo, es la que está minada de guiños y de sabrosos bocadillos para la crítica
Soy de estos a quien les gustan los spoilers como el que acabas de hacer así que iré a verla con mucho mas gusto ahora! Gracias Gus!. abrazo
Pues me alegro por ti, Marco. Yo odio los spoilers (y por eso la advertencia). Lo que sí es cierto, es que la película puede ser muy buena o muy mala dependiendo de cómo se mire. Ya me contarás que te ha parecido. Un abrazo, G/