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El poder transformador de la mentira

En el post anterior hicimos una Apología de la mentira; veamos ahora su poder transformador y su capacidad para cambiar el mundo.

La mentira en el arte y en la ciencia

Todos tenemos una irresistible fascinación por la mentira y el engaño. A quien no le gusta dejarse sorprender por un buen mago. Todos sabemos que esa magia es en definitiva un engaño, una mentira; pero incluso llegamos a pagar una entrada al teatro para dejarnos engañar. La única razón por la que un mago nos sorprende es porque sabemos que nos está mintiendo. Si pudiera de hecho hacer desaparecer cosas o leernos el pensamiento, entonces ya no tendría ninguna gracia; es más, el simpático mago, ahora devenido en brujo, nos provocaría miedo, aversión y rechazo, y probablemente terminaría quemado en la hoguera (porque las hogueras no desaparecieron con la inquisición, sino que siguen existiendo de forma mucho más sutil).

Si no fuese por la mentira este mundo sería bastante triste; porque es la mentira la que permite que exista la ficción, es la mentira la que permite que exista la religión, el arte y la ciencia. La mentira nos ayuda a comprender el mundo. Picasso solía decir que “el arte es una mentira, pero una mentira a través de la cual podemos descubrir la verdad, al menos la verdad que nos es posible comprender”. Al poco tiempo de leer esta definición descubrí que cambiando la palabra arte por ciencia la definición de Picasso sigue siendo bastante acertada. Y es que la mentira es un producto de la imaginación que hace posible que podamos (creamos) comprender algo de lo que nos rodea.

La ciencia no existiría como tal de no ser por la mentira. La ciencia asume (según el mismo Galileo sostenía) que el universo es ordenado y predecible, que tiene leyes expresables en lenguaje matemático y que podemos descubrirlas. No podemos decir que esto sea mentira, pero tampoco sabemos si es cierto. Un grupo de personas (denominado comunidad científica) se ponen de acuerdo en que esto es así, lo asumen como una verdad y comienzan a construir a partir de allí. El resultado no es poca cosa; el conocimiento científico, con todo lo bueno y todo lo malo, es una de las grandes catedrales que el hombre ha logrado edificar sobre las arenas movedizas de la mentira en la cual estamos condenados a vivir.

Una ficción… pero no cualquiera

Todo pareciera indicar que el hombre, en su necesidad biológica de preservarse como especie, está dispuesto a aceptar mentiras por verdades en aras de comprender el mundo, a fin de asegurar su subsistencia y hacer la vida un poco más soportable. El conocimiento sería entonces una ilusión (útil y maravillosa, pero ilusión al fin), un instrumento de la evolución para asegurar la continuidad de la especie, y nuestra visión de la realidad una ficción. Pero… ¿significa esto que cualquier ficción va a ser aceptada por el hombre como representación de la realidad? Desde el punto de vista evolutivo debería ser cualquier ficción que garantice la continuidad de la especie. De hecho el hombre ha abrazado siempre aquellas ficciones que ponían un poco de orden en el caos de su existencia, aquellas que parecían asegurar su subsistencia, aquellas que prometían (unas en el más acá, otras en el más allá) una vida feliz. El hombre ha abrazado el arte, la religión y la ciencia, y las ha soltado alternativamente en cuanto vio que no cumplían con lo prometido, o en cuanto vio amenazada su propia subsistencia. El hombre es una especie de Tarzán que explora su territorio viajando de liana en liana, y sólo puede soltar una cuando ha conseguido alcanzar otra; tiene que estar siempre aferrado a una para no caer al suelo, y tiene que cambiar de liana si quiere ver un poco más allá de sus narices; usar siempre una misma liana limitaría su universo a un par de árboles, y su existencia a un abrir y cerrar de ojos; pasar de liana en liana le permite (no digamos avanzar, sino más bien) moverse en un universo más amplio. El problema es que muchas veces no puede elegir; la liana de la que está colgado está a punto de romperse y debe entonces coger la primera que encuentre.

La verdad sobre la mentira

La mentira puede existir aun cuando no exista siquiera una sola verdad; la mentira no sólo es anterior a la verdad, sino que la conforma, la constituye; la mentira es el material primigenio con el que se construyen las verdades; y cuando logramos olvidarnos de que la mentira estuvo involucrada, sólo nos queda la verdad; y esa verdad (devenida en arte, religión o ciencia) nos hace sentir seguros y nos da la tranquilidad necesaria para que la existencia sea mínimamente soportable.


4 comments on “El poder transformador de la mentira

  1. Pingback: EL PODER TRANSFORMADOR DE LA MENTIRA | Esther Zorrozua

  2. Me gustó mucho

  3. Georgina Oikawa

    La mentira es, como casi todo, una herramienta. Tu le das el uso que quieras.

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