Epistemología

La manía de un suelo firme bajo los pies

Siempre recuerdo aquellos grabados de la Tierra como una media esfera (o incluso un disco plano) apoyada sobre cuatro elefantes que a su vez descansan sobre una gigantesca tortuga que vaya uno a saber sobre qué estaba apoyada. Siempre que recuerdo aquellos grabados no puedo dejar de pensar en la obsesión del mono occidental por estar apoyado sobre algo firme o al menos posponer esa aparente solidez lo más posible. Esa manía de un suelo firme bajo los pies surge, naturalmente, de la observación de su entorno más próximo. Todo lo que vemos está apoyado sobre algo… ¿Por qué no iba a estarlo la Tierra? ¿Por qué no va a estarlo el conocimiento?

En este sentido la astronomía se ha adelantado varios siglos a otras áreas de la cultura. La astronomía, antes que nadie, se ha liberado de la necesidad de un suelo firme y estable. No hay suelo. La Luna gira alrededor de la Tierra sin que ninguna tenga que estar apoyada sobre nada y sin que por eso ninguna se caiga. Los planetas giran alrededor del Sol y las estrellas alrededor del centro de la galaxia; más aun, las galaxias se alejan unas de otras y nada, ni la Luna ni los planetas ni las estrellas ni las galaxias, nada está apoyado sobre algo firme; todo está allí, en movimiento, en continua y dinámica interacción; cambiando todo el tiempo.

Y sin embargo seguimos creyendo que el conocimiento sí está apoyado sobre algo sólido. Seguimos sin comprender que cualquier conocimiento, cualquier sistema, está construido a partir de supuestos, de principios, acerca de los cuales una tribu se pone de acuerdo. Y esos principios son arbitrarios; no existen principios evidentes ni verdaderos. Sólo podemos juzgar un sistema (es decir la elección de sus principios) a partir de ver adónde nos conduce, cuán lejos nos lleva. Pero también tenemos que estar abiertos y dispuestos a revisar o cambiar esos principios si el sistema no funciona. Lamentablemente la historia nos dice que la gente tiende a enrocarse en un sistema y éstos sólo cambian o desaparecen cuando mueren las personas que lo sostienen. Quizás deberíamos incorporar en nuestra educación esta posibilidad de estar abiertos al cambio, de que el mundo no se acaba por cambiar un par principios; sino que por el contrario, la elección de los principios apropiados puede abrirnos nuevas y sorprendentes posibilidades.


 

6 comments on “La manía de un suelo firme bajo los pies

  1. Muy interesante tu reflexión.

    Tuve un profesor en la facultad (de Físicas) obsesionado con la idea de que los modelos en los que «creemos» pueden albergar un fallo que les haría desplomarse. ¿Estamos preparados para asumirlo si sucede? Espero que sí, no me gustaría ver las hogueras arder con científicos dentro.

    Un saludo

    Diego

    • Pues no me extrañaría que algo así pudiese ocurrir (me refiero al fallo, no a lo de quemar científicos en la hoguera). Hay una anécdota sobre Gödel que dice que cuando fue a tramitar su ciudadanía en EEUU, le dijo al juez que él había descubierto una contradicción lógica en la constitución de los Estados Unidos que permite que un dictador pueda ser legalmente instalado en el gobierno. Como decía (creo que) Hegel, todo sistema contiene la semilla de su propia contradicción. Un abrazo, G/

  2. Paulo Hernández

    Buena entrada, Gustavo. Sostengo una opinión parecida y creo que siempre hay que tener muy presente a Darwin y a su mejor lector en la filosofía: Nietzsche. Es decir, tener en cuenta las limitaciones cognitivas de nuestra especie y ver qué consecuencias tiene eso respecto al conocimiento y al escepticismo. Nuestros modelos científicos parecen como mapas muy útiles que sirven para guiarnos y conocer una realidad complejísima e imposible de reducir en su totalidad. Y como los mapas, tienen convenciones y presupuestos a priori establecidos por una comunidad.

    ¡Un saludo!

    • Gracias Paulo por tu comentario. Es exactamente lo que pones en el encabezado de tu Blog: «… todo tiene el sentido que decidamos imponerle…». Por cierto, muy bueno tu Blog, acabo de agregarlo a la lista de enlaces. Un abrazo, G/

  3. Gustavo, me permito incordiarte con un comentario. Tu blog es deslumbrante, y este texto concreto, ese último párrafo que quiero ver contra los dogmas, magnífico, y lo usaré en mis clases de Filosofía del Derecho (y Literatura) con tu permiso.

    • Un placer, Felipe, tenerte como lector del blog. Por supuesto que puedes usar ese párrafo (o cualquier post del blog) para tus clases. Se trata de expandir la red y no de cerrarnos sobre nosotros mismos. Un abrazo, G/

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