No resulta baladí volver una vez más sobre la idea de que se aprende más de los fracasos que de los aciertos; sobre la idea de que son los despojos de los fracasos los que pavimentan el camino del éxito; sobre la idea de que son los errores los que nos hacen cambiar mientras que los aciertos y las confirmaciones sólo nos ratifican y nos inmovilizan en nuestra posición. No resulta baladí, sobre todo cuando observo en muchos intelectuales, en los que debieran precisamente promover el cambio, una actitud conservadora.
Recientemente han tenido lugar dos trascendentales noticias en el ámbito de la física de partículas cuyas reacciones por parte de la comunidad científica ponen de manifiesto cierta actitud conservadora y poco propensa a los cambios de paradigma y al avance del conocimiento. Ambas noticias han sido anunciadas por el CERN: en Septiembre de 2011 se anunció la detección de neutrinos con velocidades superiores a la de la luz; en Julio de 2012 se acaba de anunciar la detección de «algo» que podría ser el tan buscado bosón de Higgs.
La primera noticia, de haberse confirmado, hubiera supuesto un cambio radical de paradigma, una verdadera revolución científica. Se habrían abierto una serie de escenarios inimaginables y habría sido un gran reto para la comunidad científica. Frente a estas excitantes posibilidades, la reacción de la inmensa mayoría de científicos (incluidos varios premios Nobel) fue la de aferrarse al modelo establecido y rechazar los resultados experimentales con argumentos tan «científicos» como «no es posible; debe haber algún error en el experimento«. He oído, leído y hablado con colegas y la sensación generalizada era de un escepticismo más fundamentado en el miedo a tener que revisar ciertos principios que en argumentaciones científicas contundentes que rebatieran el experimento. No ha ocurrido nada radicalmente significativo en la física desde los años treinta del siglo pasado; y resulta que en cuanto aparece un resultado que podría significar un cambio de paradigma, los que debieran abanderar ese cambio se enrocan en un statu quo paralizante. Finalmente, experimentos posteriores mostraron que (de momento) los neutrinos no van más rápidos que la luz; pero este no es el punto, porque más tarde o más temprano surgirá algún experimento que sí contradiga el paradigma actual (como ha ocurrido antes, como ocurrirá siempre) y cabe preguntarnos entonces… ¿qué posición adoptarán nuestros intelectuales?
El segundo experimento, de confirmarse, supone la ratificación del Modelo Estándar de física de partículas que permitiría explicar el origen de la masa en ciertas partículas elementales. La existencia del bosón de Higgs, aunque probable y esperable, no está aun confirmada y son necesarios más experimentos. Sin embargo, no he oído ni leído comentarios del tipo: «no es posible; debe haber algún error en el experimento«. Es curioso cómo los resultados que coinciden con las expectativas son recibidos con bombos y platillos mientras que los que no, son denigrados y rechazados. Einstein, en cambio, no se dedicó a criticar el experimento de Michelson y Morley, ni a decir que seguramente estaba mal hecho, ni a sostener que no era posible. En lugar de eso, partió de ese resultado experimental para desarrollar lo que luego sería la Teoría de la Relatividad Especial que revolucionaría la física de principios del Siglo XX. El experimento de Michelson y Morley no sólo acabó con la idea de la existencia del éter, sino que el hecho de refutar un paradigma establecido abrió la puerta a una revolución sin precedentes en el ámbito de la física.
Las refutaciones siempre están asociadas a cambios, a revoluciones; las confirmaciones, en cambio, están asociadas a reforzar y mantener el paradigma actual. No deja de sorprenderme entonces que se descorchara champaña con la noticia (aun por confirmar) de lo del bosón de Higgs mientras que se rechazaban los resultados experimentales de los neutrinos por contradecir «verdades» establecidas.
Hola. Excelente reflexion, pero creo que todo es mucho mas sencillo. Si uno se para a pensar en los proyectos que citas, uno se da cuenta de lo que son: Megaproyectos cientificos multinacionales con megapresupuestos. Los resultados tienen que ser los esperados!. En que lugar queda la ciencia?. Quiza esto sea motivo de otra entrada blog….;). Un saludo!
Gracias Miguel por tu comentario! Es cierto lo que dices acerca de la necesidad de justificar megaproyectos; pero también es cierto que la búsqueda del bosón de Higgs es un poco la excusa para tener semejante infraestructura en la que uno espera (o esperaría) que aparezcan también otros resultados que no se esperaban. Es decir que los resultados esperados permitirían esperar otros resultados no esperados. El punto es qué actitud adoptamos cuando surgen resultados no esperados (sea en el CERN o en un laboratorio de enseñanza). Seguimos en contacto. Un abrazo, G/
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