La cuarentena tiene algunos efectos curiosos. Disponemos de más tiempo para hacer algunas cosas; o por lo menos, tenemos la posibilidad de hacer ciertas cosas sin las prisas de la vorágine cotidiana. Ocurre entonces, si sabemos aprovechar la oportunidad, que podemos toparnos con ideas y personajes interesantes. Mi descubrimiento de la semana es un tal Robert Root-Bernstein; un auténtico mestizante que se graduó en Bioquímica, se doctoró en Historia de la Ciencia, da clases de Fisiología en la Universidad de Michigan y explora las relaciones entre Arte y Ciencia. Lo que sigue es un extracto (traducido y adaptado) de su magnífico texto «On Paradigms and Revolutions in Science and Art: The Challenge of Interpretation».

[…] Consideremos el siguiente argumento, que ha aparecido de una forma u otra en casi toda la literatura sobre ciencia y arte desde Alexander (1933) hasta Lapage (1952) y Kuhn (1969):
Dadle a diez científicos el mismo problema y, si tienen éxito, producirán resultados idénticos. . . Dadle a diez artistas la misma escena para pintar y producirán diez imágenes, todas diferentes.
Antes de que podamos aceptar estas conclusiones intuitivamente atractivas, debemos preguntarnos si la analogía que las produce se ha formulado adecuadamente o si estamos comparando manzanas con naranjas.
Quizás la mejor manera de ilustrar los problemas implícitos en este pasaje sea considerar algunas formulaciones alternativas. Aceptemos la primera oración como correcta: «Dadle a diez científicos el mismo problema para resolver y, si tienen éxito, producirán resultados idénticos». Una analogía apropiada mantendría las relaciones entre los individuos y su actividad, de modo que la siguiente oración debería ser: «Dadle a diez artistas el mismo problema para resolver, y lo harán, si tienen éxito …». La segunda oración, redactada de esta manera, revela inmediatamente dos supuestos ocultos en la afirmación de que cada artista al que se le da la misma escena para pintar producirá una imagen diferente. Se ha asumido, primero, que los problemas abordados por los artistas consisten sólo en representar una escena u objeto; y, segundo, que si bien existen criterios para evaluar soluciones de problemas en la ciencia (si tienen éxito, todos producirán resultados idénticos), no existen tales criterios de «éxito» en el arte. Por lo tanto, el enunciado original asume que las diez pinturas serán necesariamente comparables, pero que no es necesario considerar las respuestas «incorrectas» de los científicos. Estas suposiciones son completamente infundadas.
En primer lugar, ya no es cierto que el propósito del artista consista en representar fielmente escenas u objetos como tampoco es el propósito del científico registrar datos. Algunos artistas y algunos científicos dedican su vida a estas actividades y sin embargo raramente tienen algún efecto en la dirección en la que el arte o la ciencia se desarrollan. Por el contrario, los artistas que cambian la historia de su campo son los que, como Leonardo da Vinci o Picasso, abordan problemas acerca de cómo mirar el mundo de nuevas maneras. Para ellos, sus pinturas no son fines en sí mismo, sino experimentos de percepción, aplicaciones de nuevas reglas (perspectiva) o teorías del color (divisionismo) o conceptos acerca del espacio (cubismo).
Pero volvamos ahora a nuestra comparación de la resolución de problemas de los diez científicos y los diez artistas. Intentemos otro experimento, tomando como «correcta» la segunda oración: «Dadle a diez artistas la misma escena para pintar y producirán diez pinturas, todas diferentes». La formulación apropiada de la primera oración sería entonces: «Dadle a diez científicos el mismo objeto para describir, y producirán diez descripciones, todas ellas. . .». Una vez más, se revelan supuestos implícitos importantes en la formulación original del pasaje, como por ejemplo, qué se entiende por descripciones o representaciones «similares» o «diferentes».

Primero, analicemos la precisión de la afirmación de que cada artista produce una descripción visual diferente de la misma escena. ¿De qué artistas estamos hablando? ¿Diez impresionistas? ¿O un impresionista, un expresionista, un dadaísta, un fauvista, un realista, un surrealista, un cubista, un abstraccionista, un romántico y un futurista? Y debemos preguntarnos si todos estos artistas trabajan en el mismo medio (por ej., pintura al óleo), o si intentan representar la escena con acuarelas, lápiz y tinta, lápiz, pasteles, arcilla, bronce, piedra, litografía, o aguafuerte en placa de cobre. Claramente, diez impresionistas, todos pintando con pinturas al óleo, son mucho más propensos a producir representaciones reconocibles de la misma escena que diez artistas que usan diez estilos diferentes y emplean diez medios diferentes.
¿Y qué hay de los científicos? Las mismas preguntas pueden aplicarse a ellos. ¿Son todos los científicos que describen a un animal biólogos moleculares? ¿Qué ocurre si le preguntamos a un astrofísico, un físico, un ingeniero mecánico, un químico físico, un químico orgánico, un bioquímico, un neuro-fisiólogo, un genetista, un psicólogo, un patólogo o a un biólogo de plantas? ¿Todos estos científicos usarán las mismas herramientas (lápiz y papel, un telescopio, matemáticas, análisis químico, electroencefalografía, etc.)? Por lo tanto, podríamos concluir sin temor a equivocarnos que «dar a diez científicos diferentes el mismo objeto para que describan, producirá diez descripciones, todas ellas diferentes».
¿Pero qué hay de los diez biólogos moleculares? ¿Describirán todos ellos el mismo objeto usando las mismas herramientas? ¿Serán sus descripciones más o menos similares entre sí como las de los diez impresionistas que pintan la misma escena usando pinturas al óleo? La historia de la ciencia nos muestra que incluso científicos con capacitación similar, que abordan el mismo problema con las mismas herramientas, nunca producen resultados idénticos. Los científicos no son más objetivos de lo que lo son los artistas.
El punto principal de mi argumentación es que hay muchos tipos de arte y muchos tipos de ciencia. Hay que tener mucho cuidado, en consecuencia, acerca de qué se compara con qué y cómo. Como sostiene Hafner, «cuanto más cuidadosamente tratamos de distinguir al artista del científico, más difícil se vuelve nuestra tarea».

PD1: Fuente. Puedes ver el artículo completo de Bernstein aquí.
PD2. Curiosamente, planteábamos en este mismo blog una discusión muy similar hace ya algunos años. Puedes ver la entrada aquí.
Hola Gusravo, lei tu último artículo, no me resultó muy fácil entenderlo, pero creo que claramente descubriste a un mienbro de mestizajes. Lo releere y despues te comento.Besos
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