Poe tenía una gran afición por la ciencia, y en especial por la astronomía. Tal era su interés por estos temas que estaba convencido de que iba a ser más recordado por sus ideas científicas que por sus escritos. En 1848, con 39 años de edad y a uno de su muerte, propuso una solución realmente innovadora a la paradoja de Olbers. Esta paradoja señala que en un universo infinito, eterno e inmutable (como se creía entonces que era el universo) el cielo nocturno no podría contener regiones oscuras. Si en dicho universo la densidad de estrellas es constante, entonces, a medida que nos alejamos de la tierra la probabilidad de encontrar más estrellas aumenta con el cuadrado de la distancia. A su vez, la intensidad de la luz emitida por una estrella disminuye con el cuadrado de la distancia. Estos dos efectos se cancelan y entonces, al observar el cielo en cualquier dirección, deberíamos ver una cantidad de luz infinita. Y éste, obviamente, no es el caso. Entonces, ¿cuál es el problema? Alguna de las hipótesis arriba mencionadas no puede ser correcta: el universo no puede ser infinito, eterno e inmutable. Poe propuso entonces, que «[…] podríamos comprender los vacíos que nuestros telescopios encuentran en innumerables direcciones suponiendo que la distancia hasta el fondo invisible es tan inmensa que ningún rayo de luz procedente de allí ha sido todavía capaz de alcanzarnos». Esta idea echaba por tierra la hipótesis de eternidad. El universo tuvo que tener un principio; de no ser así, por más lejos que estuviese una estrella, su luz habría tenido tiempo suficiente para llegar hasta nosotros. Como si de un oxímoron borgiano se tratase, la oscuridad del cielo nocturno es una de las más claras y bellas evidencias a favor del Big Bang.
Qué interesante, muchas gracias por compartirlo. En mi blog acabo de colgar una particular reseña (lo de particular por mía más que nada) sobre «La esfinge». La ciencia y Poe son un filón inagotable. Mi enhorabuena, Gustavo! Un abrazo.
Gracias, Félix, por el dato. Me pegaré una vuelta por tu Blog y «hablamos». Un abrazo, G/
Muy interesante, gracias por descubrirnos la otra gran pasión de Poe. Si me concedes tu permiso, me gustaría poder compartir esta reseña en una página que administro en Facebook.
Mis felicitaciones, Gustavo! Un saludo.
Adelante. Puedes colgarla en tu página. Sólo te pido que cites la fuente. Un saludo, G/
No te preocupes, siempre menciono las fuentes de información. Muchas gracias, Gustavo. Saludos.
Vaya, qué interesante; realmente desconocía dicha faceta de Poe. He aprendido algo más en el día de hoy, eso me satisface. Diré, por otra parte, que creo que algo tan maravilloso e infinito como el Universo no pudo ser producto de la casualidad… Soy de aquellos que creen que hay mucho más.
Gracias, Gustavo.
Un abrazo dominguero desde Argentina. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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